Todas las aventuras del viejo Pettson y su gato Findus. Las historias del sueco Sven Nordqvist tienen muy poco de “esa cosa que al principio te incomoda porque no acabas de comprende eso que tiene la literatura escandinava, que debe ser cosa del frío y del folklore, que allí es con k, de las hadas, los duendes, los gnomos y los trolls, y de los niños contra el mundo absurdo de los adultos”, mucho menos que las de los Mumins de Tove Jansson. Aunque creo que a las/los niñas/os les da igual, porque no les pasa.
Me gustará poder hablar mejor de eso pero, de momento, por muchas vueltas que le doy, no consigo encontrar las palabras para describir claro y conciso lo que me produce en la cabeza la escritura, y la ilustración, de Jansson. A mí me parece una muy buena señal. Hace unos años leí El libro del verano, y me gustó mucho, pero no puedo explicar por qué. La lectura mola porque permite rellenar ese vacío que hay entre tu verano y el verano en otra parte del mundo, en otro tiempo, vivido o imaginado por otra persona. Pero de Tove ya hablaremos. Y de Lindgren también.
Total, que las aventuras del viejo Pettson y el gato Findus, personajes peculiares que en el fondo son un papá y un hijo alegre y curioso, son divertidas y singulares. La narración tiene humor y surrealismo, y las ilustraciones, pues también. Los dibujos, pluma y acuarela, lo tienen todo, todo, todo. Representan la realidad de las construcciones y los utensilios, los muebles, la vegetación de una casa en el campo sueca, detalle a tope, rigor en la escala, en la perspectiva, en las proporciones… al más puro estilo Carl Larsson… pero también describen con el mismo “rigor y fidelidad” la otra realidad que convive con todo eso: animalillos y seres varios que habitan los huecos entre el terreno y el entarimado de la casa, objetos rígidos que se deshacen, cosas pequeñas enormes, cosas enormes pequeñas, lo que es una pera es un globo. Y además están las gallinas.
Leedlo juntas, miradlo, buscad cosas, poned voces. En casa, el preferido es El pastís de creps. A mí, Findus se independiza me parece entrañable y muy amoroso. Editados en castellano y catalán por Flamboyant.
Como de esto hace años, y ya son clásicos, hay dibujos animados y películas. La película alemana de 2014 recoge y recrea en modo súper el aire de los libros, condensando varios títulos. La única pega: decorados para las escenas exteriores, aunque no son tan dañinos como los de Lazy Town o los Teletubbies, con esa luz artificial, esos colores estridentes y esas texturas de plástico… ¿qué necesidad hay?¿es más llamativo y divertido para los niños? Por suerte, la mayoría de los niños ven perfectamente, y distinguen los colores sin problema. Sin duda, el color es hermoso pero ¿desde cuándo es diversión, jovencito Frankenstein?
Nordqvist también estudió arquitectura, eh!