Es cierto, hay lecturas para adultos y hay lecturas para jóvenes y hay lecturas para niños/as. Es cierto, hay temas y niveles de lenguaje y vocabulario que se emplean o no en función del lector al que va dirigida la lectura. Pero también hay libros de “amplio espectro”, es decir, que pueden ser leídos, comprendidos y disfrutados por jóvenes y por adultos, leídos de joven y releídos de adulto con mayor disfrute por aquello de la madurez y todo eso.
La transgeneracionalidad se da mucho más con los álbumes ilustrados, sobretodo sin texto, porque el disfrute visual y la experiencia de lo plástico están al alcance de todo lector, del más pequeño al más anciano. Con el añadido de que el disfrute es mutante con la edad y con la revisita.
En esa estantería es donde se colocan los libros de Mitsumasa Anno, porque son para todas, todo el tiempo, en cualquier lugar.
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A los niños, las primeras veces, les hace gracia el apellido y se ríen así como hacen ellos, con los ojos casi cerrados y las manos tapándose la boca. Pero cuando abren los libros de Anno y acompañan al jinete en su viaje por Dinamarca, o por China a través de papel de arroz, la risa se vuelve maravilla.
Hace décadas que Joventut publicó los volúmenes ilustrados de los viajes de Anno. Aunque puede que estén descatalogados, siguen en las bibliotecas, como comenta este profesor, Jaume Centelles, en este artículo (en catalán), y hay alguno en librerías de segunda mano (¿cómo?).
Los viajes son paseos visuales donde se dejan encontrar personajes, referencias y guiños relacionados con el país visitado. Pese a no haber texto, todas las ediciones incluyen apuntes sobre el autor y el viaje al final de cada álbum, incluso una guía por ilustración (L’École dels Loisirs).

Además de los álbumes de viajes, Anno ilustró libros preciosos de matemáticas y un “busca y encuentra” (1977) que ha publicado Kalandraka este año, Ocultos en el bosque. Plumilla y acuarela, flora y fauna, naturalismo e ilusiones ópticas. Un libro muy bonito que hay que disfrutar y compartir con los hijos, buscando los animalillos escondidos entre árboles y arbustos.
Cuando se dibuja, la representación puede darse desde la síntesis y la simplificación. Se puede representar un árbol como una piruleta, y puede funcionar, pero no es esa la manera en que se acerca al mundo natural Mitsumasa Anno. Sea por escuela, por método, por tradición o por cultura, la relación de algunos ilustradores japoneses con la naturaleza, la manera de observarla y de dibujarla, comparte características: rigor, detalle, amor y respeto.
Arthur Hubschmid, de L’École dels Loisirs, lo explica muy bien.