Aunque me gustan y me han gustado los temas con arreglos, a veces con muchos arreglos, incluso en los momentos más excesivos han resonado en mí de forma íntima las canciones de autor/a mínimas: de su intimidad a la mía (o a la tuya). Sin pasos intermedios, sin pérdidas ni coeficientes de seguridad. Su voz y su guitarra bastan. Preciosas y aparentemente discretas, de potencia expresiva y emotiva inesperadas, las pequeñas canciones resuenan más grande que todo el ruido mediocre que las rodea, aunque cueste creerlo.